Armar tu cava de vinos en un espacio de tu hogar y tenerla siempre lista será más fácil con estos tips
Ya sea para el consumo cotidiano o para ocasiones especiales, los amantes del vino siempre suelen tener botellas guardadas. Pueden ser colecciones pequeñas o grandes, pero independientemente de su tamaño, lo importante es contar con las condiciones correctas para evitar que esos vinos se deterioren. Si planeas armar tu cava de vinos, aquí te explicamos lo que debes y no debes hacer.
Primero: ¿qué vinos se pueden guardar?
Tienes que saber que no todos los vinos son para guardar. De hecho, sólo determinados tipos de vinos envejecen bien. Teniendo este dato en consideración, una recomendación es organizar tu cava dividiendo los vinos en dos grupos:
- Aquellos que son únicos por su precio, de alta gama o que destacan por el año de su cosecha.
- Vinos que disfrutas día a día, que bebes con amigos o cuando tienes un almuerzo familiar.
Ahora, si no tienes ninguna colección, pero de todos modos planeas crear tu propia cava, empieza por comprar más vinos tintos que blancos, pues los tintos envejecen mejor, gracias a sus taninos. Si no quieres dividirla, puedes hacer una cava mixta, pero no te olvides de saber qué vino es para cada ocasión.
¿Dónde ubicar tu cava?
Si tienes vinos guardados en tu cocina, ¡sácalos de allí! Este es un error que la mayoría comete, pero no te preocupes que estás a tiempo de corregirlo. Si bien las botellas se pueden ver bonitas en un mueble, el horno hace que este sea el lugar más caluroso de tu casa y el calor es el peor enemigo del vino: hace que maduren antes de tiempo. Entonces, ¿dónde almacenarlos?
Elige un lugar fresco, oscuro, húmedo y libre de aromas invasivos. Podría ser un sótano, pero si no cuentas con uno en casa, también otros lugares funcionan: debajo de las escaleras, una despensa, un cuarto de baño al que no le llegue el sol, un clóset de mantelería, una chimenea en desuso o una habitación desocupada.
Es importante que estos lugares se mantengan aislados, sin vibración y sin luz para evitar el envejecimiento acelerado y la oxidación de los vinos.
La temperatura
El ideal es que los vinos se mantengan a 10 °C, pero cualquier temperatura entre 7 y 18 °C funciona bien. A más temperatura, el envejecimiento del vino se acelerará y, a menor, se demorará. Otra buena opción son las cavas climatizadas. Allí puedes guardar hasta 300 botellas, sin embargo, se necesita de un holgado presupuesto para acceder a ellas.
La humedad
Es recomendable que el ambiente tenga entre 60 y 70% de humedad. Esto es importante para que el corcho no se seque y no sea vea atacado por hongos que luego se podrían traspasar al vino. Para evitarlo, las botellas deben posicionarse inclinadas. Esto ayuda a el vino siempre esté en contacto con el corcho y no se seque. Pero, además, favorece a que los sedimentos del vino se vayan al fondo de la botella.
Si escoges un lugar de tu casa que esté encerrado, preocúpate de ventilarlo de vez en cuando. Recuerda que el vino es un líquido que está vivo, puede respirar a través del corcho y no quieres que olores desagradables se traspasen a él.
A la hora de abrir tus vinos…
Cuando ese momento tan esperado llega, hay que hacerlo bien. Si la botella que vas a descorchar estuvo guardada y recostada por muchos años, lo mejor es dejarla en posición vertical por 24 horas antes de beberla, así los sedimentos se irán al fondo. Además, lo ideal es que lo decantes para que libere todos los aromas que desarrolló con el paso del tiempo.
Cuando son vinos jóvenes y económicos, el momento ideal para beberlos es no más allá de dos años, pues lo que estos vinos entregan es el placer de su fruta fresca. Si inviertes un poco más, puedes acceder a vinos que puedes guardar por durante mayor tiempo.
¿Te animas a empezar este proyecto? Mientras lo piensas puedes partir escogiendo algunas de tus etiquetas preferidas y ¿por qué no?, descorchar una botella de Casillero del Diablo Cabernet Sauvignon 2018 para conseguir algo de inspiración.