Clara vivía en un camellón frente a una plaza comercial, ahí las personas que trabajaban en ella la alimentaban. Al comenzar la pandemia el establecimiento cerró y ya no hubo quien le diera de comer. Cuando Clara intentaba entrar a la plaza a buscar alimento y agua, el personal de seguridad la amedrentaba con golpes y jaloneos.
Al vivir sola tanto tiempo, a Clara le cuesta un poco convivir con otros perros si no se presentan de forma adecuada. Ella ha pasado mucho tiempo en el Refugio de Pocas Pulgas IAP, en espera de una familia amorosa y paciente que la quiera mucho.
Se sugiere para Clara un hogar con jardín o patio cerrado y que tengan tiempo disponible para salir a caminar a diario con ella. Clara necesita una familia que sea paciente mientras se adapta a su nuevo hogar y a las reglas; de preferencia, un hogar que no tenga caninos o que estos no sean dominantes. Al ser una perrita nerviosa, se sugiere que no conviva con niños pequeños.