Pasé nueve meses en el Centro de Control Canino y Felino de Metepec. Una familia me adoptó para cuidar su casa, pero como mi carácter es muy sociable, prefirieron encerrarme y por eso me volví tímida y temerosa.
Los rescatistas de Pocas Pulgas me llevaron con ellos y me ayudaron a recuperar la confianza y las ganas de jugar otra vez. Me comporto muy bien, soy inteligente y me gusta estar acompañada, ¿quisieras que forme parte de tu familia?