Elige los más frescos y consiente a tu familia con diversas recetas
Los pescados y mariscos son una excelente fuente de proteínas y grasas buenas como el Omega 3; sin embargo, para consumirlos es necesario mantenerse muy atentos a su calidad, pues pueden llegar a ser alimentos potencialmente dañinos para la salud si es que no los consumes frescos. Estas recomendaciones te ayudarán a elegir frescura y calidad en tus favoritos.
¡Confía en tus sentidos!
- Vista: para empezar, es muy importante que al momento de comprar tus pescados y mariscos los observes detenidamente para que puedas notar sus características. En el caso del pescado, fíjate muy bien en los ojos: deben ser brillantes y no parecer hundidos o de colores opacos. Si compras camarones, también deben tener un color brillante y no estar despedazados.
- Olfato: Otro punto importante es el aroma. Sí, los mariscos crudos suelen tener un aroma fuerte; sin embargo, no debe ser fétido, más bien fresco y agradable, como a agua salada.
- Tacto: La textura también es muy relevante cuando se trata de comprar pescados y mariscos. Deben sentirse firmes al tocarlos, tus dedos no deben hundirse. Para el caso de las escamas, deben estar pegadas al cuerpo y unidas entre sí. Respecto a la piel, también debe verse firme, brillante y lisa.
Ningún marisco debe tener manchas negras, desprendimiento de cabeza u olor desagradable. Si optas por langostas, ostiones, jaibas o calamares, recuerda revisar que sus tentáculos, piel o conchas estén firmes, sin manchas o rotos; esto asegura el buen manejo y calidad durante la pesca.
¿Cuándo consumir y cómo conservar los pescados y mariscos?
Durante los climas cálidos y húmedos, lo ideal es consumirlos frescos, es decir, dentro de las 24 horas posteriores a comprarlos. Si esto no llegara a suceder, lo mejor es congelarlos hasta el momento en que los prepares.