Para un pollo asado delicioso, ¡sigue estas recomendaciones!
Si de alimentos para preparar a la parrilla se trata, uno de los favoritos es el pollo, sin embargo, su preparación requiere cierta atención, de lo contrario terminarás con piezas crudas, o por el contrario, quemadas por fuera y crudas por dentro. Estos consejos te ayudarán a preparar tus piezas de pollo favoritas a la parrilla, ¡aunque tengan hueso!
Encendido de la parrilla
Para asar piezas de pollo con hueso, necesitas hacer un fuego divido a temperatura media-alta. Prepara el carbón o las briquetas y una vez encendidos, espárcelos sobre la mitad de la parrilla para crear fuego de dos áreas.
Ahora, coloca la rejilla superior y espera a que se caliente, ojo, todos los conductos de aire deberán estar completamente abiertos. Antes de colocar el pollo, engrasa con aceite las rejillas, puedes ayudarte con una toalla de papel y pinzas de mango largo, esto evitará que el pollo se pegue.
¡Cuidado con las llamaradas! Para disminuirlas, elimina todo el exceso de grasa del pollo, es decir, los restos amarillos que el pollo suele presentar cerca de los cortes del hueso.
Listo para colocarse en la parrilla
Cuando la parrilla esté al punto, coloca el pollo en el área de la rejilla ubicada directamente sobre las briquetas o carbón calientes. Comienza por las piezas grandes, ubicándolas en el centro de la llama.
Séllalas durante dos o tres minutos por cada lado volteándolas una sola vez, hasta que estén doradas. Asegúrate que no se queme la piel.
Una vez que las piezas de pollo estén completamente doradas, pásalas al lado tibio de la parrilla y coloca la tapa del asador, esto ayudará a que se asen con calor indirecto, si cuentas con un termómetro, sube la temperatura a 350°F.
Tip: Si se producen flamas demasiado altas cuando estés asando las piernas o muslos de pollo, aleja las piezas de los carbones temporalmente.
¿Cómo saber si el pollo está listo?
Hay diferentes maneras de comprobar si las piezas de pollo están en su punto, la más segura y exacta es medir la temperatura con un termómetro digital para carnes. Para hacerlo, inserta la punta del termómetro en la parte más gruesa del pollo, sin tocar el hueso. Cuando la temperatura interna alcance 165°F, retíralo de la parrilla.
Si no cuentas con un termómetro puedes cortar el pollo y echar un vistazo, la carne ya no debe lucir cruda, además su textura dejará de ser pegajosa y sus líquidos se verán claros, ¡esto indica que el pollo está listo! Sólo debes saber que este método dejará escapar parte de esos deliciosos jugos, así que hazlo en el menor tiempo posible y usando un cuchillo bien afilado.
Ahora que sabes cómo asar pollo con hueso, pon tus conocimientos en práctica y conviértete en un Maestro de la Parrilla.