En los primeros años, el cerebro del niño tiene alta capacidad para crear nuevos circuitos neuronales, conoce más sobre este tema y ponlo en práctica
Potenciar las funciones cerebrales de tu pequeño a través de actividades especiales para desarrollar sus sentidos y aprendizaje es el principal objetivo de la estimulación temprana.
La estimulación temprana ayuda a fortalecer el cuerpo y a desarrollar las emociones y la inteligencia de los bebés. Las actividades son muy fáciles de realizar y se pueden integrar al juego diario.
Los programas de estimulación temprana ofrecen una gama de experiencias nuevas que ayudan al correcto desarrollo cognitivo, social y emocional de tu hijo, además de promover su motricidad.
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Objetivos de la estimulación temprana
- Permitir el máximo desarrollo del niño a escala general o en áreas específicas, tales como la intelectual, social, del lenguaje, entre otras.
- Adaptar las actividades a la etapa de desarrollo en la que se encuentra el pequeño.
- Evitar forzar al niño a realizar una actividad para la cual no está preparado.
- Despertar la sensibilidad artística desde temprana edad a través de experiencias sensoriales enriquecedoras.
- Aumentar las seguridad y confianza de los pequeños a través de la manipulación de diferentes materiales.
- Aprovechar el tiempo padres-hijo, enriqueciendo la relación interpersonal. Mientras se relacionan, se obtiene una meta educativa a través de las actividades.
Cómo aplicarla con tu pequeño
Realizar ejercicios de estimulación temprana en casa es más fácil de lo que parece. Puedes abrazarlo, sonreír y hablarle, estas sencillas actividades hacen que tu bebé comience a poner atención a lo que ocurre a su alrededor, así se afinan poco a poco sus sentidos del tacto, la vista y el oído.
También existen gimnasios especialmente diseñados para motivarlos, generar curiosidad y disfrutar momentos únicos, pues la estimulación se inicia con actividades de contacto y afectividad para reforzar el vínculo emocional con los padres.
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Otra técnica que puedes aplicar es tener una rutina de baño que incluya juegos, masajes y canciones suaves. Estas actividades constituyen un patrón de tareas que toda familia realiza y estimulan favorablemente el desarrollo emocional del bebé.
Después, se pueden trabajar actividades de motricidad gruesa o fina, lenguaje, equilibrio y concentración, e ir añadiendo ejercicios a medida que el bebé va creciendo o dominando las áreas trabajadas. Los padres deben repetir las mismas pautas cada día, lo que implica dedicación y esfuerzo.
Todos los bebés experimentan diferentes etapas de desarrollo que pueden ser incrementadas con una estimulación temprana. Para eso, se debe reconocer y motivar el potencial de cada niño individualmente, presentarle objetivos y actividades adecuadas que fortalezcan su autoestima, iniciativa y aprendizaje.
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