Descubre si el pescado que estás a punto de comprar fue recién pescado o si estás comprando un producto distinto
El pescado fresco y los mariscos es uno de los ingredientes imprescindibles para la temporada de Cuaresma, por ello, aprende a identificar si está fresco o si por el contrario, ya no es un producto recién salido del mar.
Ventajas del pescado fresco
Aunque la información nutricional es variable, el pescado es una gran fuente de proteína y aminoácidos esenciales como el Omega 3, el cual contribuye a la mejora de nuestra piel y sistema en general. Por ello incluirlo en la dieta es fundamental.
Además, contar con pescado fresco hace que encuentres más variedad de carne y sabores. Así que dirígete a la sección de pescados y mariscos para detectar cuáles ejemplares hace unas horas aún estaban en la red.
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¿Cómo identificar pescado fresco?
Asegúrate de poner atención en cómo luce: la piel debe lucir brillante y lisa. En caso de ejemplares con escamas, estas deben estar unidas y tener un color homogéneo. Los ojos deberían verse brillantes y uniformes, es decir, sin hundimientos ni colores opacos.
En cuanto al olor, el pescado fresco siempre tiene un olor sutil a agua salada. Si detectas que el olor es muy fuerte o huele extraño, prescinde de esa compra. Tampoco deben ser perceptibles rastros de hielo o de carne endurecida a causa de la congelación.

¡No dudes en preguntar! Si tienes duda en cuanto a la fecha de pesca, estás en total derecho de indagar con el vendedor; en el mejor de los casos, un pescado fresco debería tener horas fuera del mar.
El tiempo que puede estar un pescado fresco en refrigeración varía, pero la media oscila entre uno a cuatro días. Más tiempo de eso, el producto ya no es ideal para consumir.
Pescado fresco vs pescado congelado

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Mucha gente piensa que el pescado congelado es de mala calidad o que no aporta la misma cantidad de nutrientes, pero esto es un mito. La congelación permite conservar sus propiedades, tal como el fresco.
Lo importante es verificar que el pescado ha mantenido la cadena de frío, es decir, que no se ha descongelado y vuelto a congelar, ya que esto provocaría que sí pierda nutrientes o que exista proliferación bacteriana aún no perceptible.
Así que si estás comprando pescado fresco, asegúrate de que lo sea y que no se trate de producto que está descongelándose, ya que el tratamiento de conservación sería diferente.